Wabi-sabi es un término japonés derivado de las enseñanzas del budismo que hace referencia a la belleza de la simplicidad, de la imperfección y de la acción de la naturaleza con el paso del tiempo. En decoración, wabi-sabi es más una filosofía que un estilo: una forma de entender la vida que nos invita a detenernos y a apreciar la belleza de los objetos imperfectos. El wabi-sabi se basa en tres principios en los que se inspiran los ambientes y objetos de este estilo: nada dura, nada está terminado y nada es perfecto. Una vez se conecta con esta filosofía, reconocer el estilo wabi-sabi es muy sencillo puesto que se basa en unos pocos aspectos clave.
Objetos con historia
Los muebles y objetos wabi-sabi se encuentran en los talleres de artesanía y en los mercadillos de antigüedades pero no en las grandes superficies ni en las tiendas de diseño. Su belleza se basa en las huellas que deja sobre ellos el proceso artesano y el paso del tiempo, las pequeñas imperfecciones que cuentan su historia y que son las que le otorgan valor.
Fabricación artesana
El proceso de fabricación artesano es muy valorado porque crea objetos únicos que se distinguen unos de otros por sus pequeñas imperfecciones. Se valoran los objetos realizados a mano porque muestran el trabajo de sus creadores y se encuentra la belleza en esas pequeñas desviaciones del modelo original que les dan personalidad.
Materiales naturales
El estilo wabi-sabi prefiere los materiales naturales con muy poco tratamiento, que respetan los colores naturales y dejan al descubierto las imperfecciones que los hacen únicos. En mobiliario, son imprescindibles los muebles de madera con acabado rústico que ponen de manifiesto sus imperfecciones. En los tejidos, se respetan también las fibras naturales en sus colores originales y se prefieren los tejidos de fabricación artesana.
Austeridad
La característica que distingue claramente al wabi-sabi de otros estilos es su austeridad. Como los minimalistas, los interiores wabi-sabi eliminan los elementos superfluos para quedarse solo con lo imprescindible, pero el estilo wabi-sabi va mucho más allá y crea interiores de una austeridad monacal que encajan muy bien con el espíritu melancólico de esta filosofía.
Colores apagados a imitación de los naturales
La paleta de color wabi-sabi está inspirada en los tonos naturales de un paisaje invernal y la pátina del tiempo que quita brillo e intensidad a los colores. En los colores wabi-sabi predominan los grises, azules y verdes en tonos apagados pero también los colores naturales y envejecidos.
Belleza sutil
La belleza de los interiores wabi-sabi no se encuentra en el brillo y la ostentación, sino en una armonía y sencillez cuidadosamente planificadas. Estos interiores, con sus elementos antiguos, naturales e imperfectos nos resultan bellos porque nos cuentan una historia y nos hacen reflexionar sobre el paso del tiempo y la permanencia de la belleza.
La belleza wabi-sabi es una belleza cargada de melancolía, porque nos habla del paso del tiempo y las imperfecciones de la vida. No es extraño que los colores de este estilo se relacionen con el invierno, que es la estación en la que todo acaba. Si se presta atención, el espíritu wabi-sabi es muy fácil de reconocer en una vieja mesa de madera desgastada, una antigua cafetera de esmalte o una manta de fabricación artesana y algodón natural.